16 de mayo

El otro día recordé tus manos mirando las mías. Recuerdo que las comparábamos cuando éramos niñas, y eran muy parecidas. Tenías unas manos finas, de dedos alargados, un espejo de las mismas que hoy escriben estas letras.

Tu madre me dijo hace poco que éramos un calco de pequeñas. No lo recordaba así desde mí, aunque sí recuerdo cosas muy afines como nuestro sentido del humor, y cuánto nos reíamos juntas! Era genial. Tu risa era contagiosa, me encantaba. La echo de menos. Te echo de menos.

Respiro y traigo el recuerdo de tu risa, tu voz, tus manos, y toda tú. Están presentes, tanto y tan nítidamente como tú.

Hoy es tu cumple, un cumple que siempre recordé y recuerdo, las dos nacimos un 16 (abril y mayo), y las dos (y las tres) nos hemos recordado siempre en ese día. Las tres marías (tú, Ruth y yo), tenemos grabado a fuego nuestro cumpleaños y se reflejaba en nuestras cartas en papel que, siendo tan pequeñas nosotras, transmitían tanto. Los recuerdos bonitos nada puede destruírlos. Son un tesoro real, parte de nosotras, los que llenan este vacío de falta de pertenencia que a veces me atraviesa en dos cuando cuando miro atrás y nos veo en el Morrón jugando, subiendo a la montaña, o mirando las estrellas…

Espero que allá donde quiera que estés, esté presente tu risa y no deje de acompañarme.

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