
Vanesa Sandín Mendo
“Creo que estamos en un momento donde el ser humano tiene mucha necesidad de conocerse y de saber quién es, porque de alguna manera cada vez estamos más desconectados de lo que somos, sentimos y deseamos”.
Como arteterapeuta y terapeuta corporal, posee una larga trayectoria en el mundo de las artes y las terapias expresivas. Siempre ha estado involucrada en la realización de creaciones, festivales, jornadas, ponencias, workshops urbanos, retiros, stage en la naturaleza. Creyendo en la importancia de las artes como forma de sanar y tratar traumas aplica tanto a sus trabajos personales como de asesoría artística y escénica como del área pedagógica y educativa su base de trabajo.
Su modo de abordar el arte hace que el encuentro sea cálido y cercano, facilitando un encuentro con la sensibilidad y la ternura para afrontar los desafíos que el encuentro con la propia sombra pueda generar.
-Cómo fueron tus comienzos profesionales?
-Jajaja (risas) pues creo que son una metáfora de los comienzos de mi vida, lleno de retos, de búsqueda interna mezclada con una dosis de incertidumbre.
Comencé estudiando Artes y me dí cuenta que lo mío eran las Artes pero Escénicas, me fui especializando en teatro físico, danza-teatro y cuando acabé continué estudiando más en torno al cuerpo y sus posibilidades. Me fui dando cuenta que me apasionaba la gran herramienta corporal que poseíamos como seres humanos y cuanto podíamos llegar a expresar tanto consciente como inconscientemente, lo que me llevó a estudiar un máster de Arteterapia transdisciplinaria y desarrollo humano, lo cual fue toda una revelación, fue un viaje muy profundo al fondo de mi persona acompañado de las artes, lo cual me brindó poder conocerme como artista, como persona y unos primeros inicios como terapeuta. El vértigo llegó cuando acabé el máster y las prácticas con mujeres inmigrantes y adolescentes en riesgo. Fue un “destete” brusco, salir a la vida profesional y labrarte un lugar como terapeuta. Uno de los errores que considero que faltan en muchas formaciones es no acompañar en el plano profesional. Se le da mucha importancia a tener un acompañamiento terapéutico paralelo al máster pero acompañamiento profesional no ocupa un espacio adecuado y no me refiero a la supervisión de casos, hablo de cómo afrontar tus inseguridades y tus deseos en lo profesional. Y como me gusta aprender de errores, siempre incluyo en mis clases de formación para profesionales, Quién soy? Qué tipo de terapeuta soy? Qué imagen doy? Porque creo que te pone en tierra. Después de este desvío, comencé con un grupo de personas interesadas en conocerse a través de las artes y el movimiento y a la vez conocer con qué público quería trabajar. Y ensayo-acierto, fue la manera que fui dando con el público que me latía y sentía que podía aportar una mirada y experiencia enriquecedora en su proceso.
Año tras año de constancia, pasión, dedicación y búsqueda constante me han ido dando una línea clara de mi aportación a las terapias expresivas.
“Me gustaría romper la barrera del artista de que solo él puede hacer arte.”
“En los procesos creativos, los artistas estamos constantemente viviendo en una duda, hay momentos de enamoramiento absoluto del proceso y otros que te dan ganas de tirarlo por la borda… cuando aceptamos que vivir entre el caos y el orden es el sino del artista, te rejalas y la vida fluye ”.
-Cuándo comenzaste a sentir interés por el Arteterapia?
-Al haber estado conectada desde pequeña con las artes, siempre sentí intuitivamente su poder “curador”. Al acabar la carrera me pregunté si con todas las posibilidades que el cuerpo, la voz y las emociones aporta a un personaje en una creación, ¿cómo será añadir a este proceso de investigación la escritura, plástica, poesía, video, foto, collage en la vida de una persona? Recuerdo esa pregunta, y la recuerdo como algo revelador en mi carrera, entonces comencé a investigar qué me podía aportar esa dosis extra de arte y cómo lo podría aportar en mis clases y creaciones.
Fue cuando casualmente en un mercadillo en Mallorca (2005) encontré un libro que aún guardo con cariño, lo leí y dije voy a buscar por aquí. Aún no era muy conocida en España la profesión y no había muchos artículos escritos, así que tuve que traducir textos del inglés y viajé a Buenos Aires a realizar una microformación de armeterapia. Me caló tanto que llegué decidida a Barcelona a hacer el máster y ahí comenzó el viaje.
-Cómo fueron los comienzos?
-Observaba en mis alumnos las dificultades para expresar las emociones que sentían, veía claramente que sus experiencias vitales, convertidas en dificultades para la escena, eran freno para poder tener un arco emocional natural con el personaje. Fue que a partir de ahí que empecé a investigar entre la fina línea que separa la persona del personaje. Sin alejarme nunca de la tarea actoral pude ir viendo la evolución que hacían los alumnos al permitirse jugar con sus hechos biográficos, sin entenderse mis palabras como un Stanivslaski, sino como un proceso de identificación de las barreras que se interponen entre la escena y la persona, cuando se puede ver, aceptar y transgredir el resultado es más profundo, sincero y creativo.
Comencé aplicando lo transdisciplinario de las Artes expresivas y las Escénicas y fui encontrando la verdad que emerge del movimiento y la respiración, a partir de esos resultados fui creyendo más y más en el camino que iba resultando.
Sin duda fue una etapa compleja, porque sabía que estaba entrando en un terreno donde aún no se había investigado mucho y tuve mucho respeto tanto con el material con el que trabajaba como con las personas que estaban a mi cargo. Lo recuerdo como una época de mucha creatividad, apertura, convicción a la vez de respeto, duda y vulnerabilidad. Con el tiempo me he dado cuenta, que cada uno de esos sentimientos eran necesarios para el proceso vivo por el que transitaba.
-En qué proyectos has trabajado relacionados con ello y qué te han aportado?
-Comencé con adolescentes en riesgo escolar en el barrio de Sant Roc (Barcelona), que era un desafío para mí, pasé por varios colegios de Educación especial en Barcelona, continué en organizaciones y O.N.G de inmigración y género del Raval y paralelamente ofrecía acompañamiento individual y grupal para grupos heterogéneos que desearan tener un espacio de investigación corporal a través de las artes expresivas. A partir de ahí tuve una línea clara del público al que quería dirigirme, mi camino poco a poco se iba dibujando claro y firme.
-Qué haces ahora?
-Hace más de una década que acompaño procesos de enfortalecimiento individual mediante el Arteterapia y la Terapia Corporal e imparto formaciones para profesionales que quieren introducir las terapias expresivas y escénicas en sus trabajos (maestros, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, bailarines, humanidades etc) bajo el método Lavan. Soy codirectora de las Jornadas Cuerpo Arte y Salud desde 2016 y formo parte desde hace varios años del equipo regular en el área de cuerpo en la escuela de Artes Escénicas La Bobina impartiendo las asignaturas de Expresión Corporal, Danza Teatro y Técnica Vocal y para el Instituto de Psicología de Barcelona dentro del Máster de Teatroterapia.
-Hacia dónde te gustaría enfocarte?
-Pues más que hacia donde me gustaría enfocarme, diría que mi foco estaría en que llegase a la máxima población posible, quiero decir, que los procesos artísticos como forma de autoconocimiento se puedan ir calando entre cualquier tipo de público que sienta que quiere, necesita y/o tiene algo que contar.
Que la conexión cuerpo, emoción y mente sea una búsqueda a la que las Artes del movimiento y de las Artes expresivas te pueden acercar. Me gustaría romper la barrera del artista que solo él puede hacer arte. Para ello, seguir aportando desde la danza comunitaria, los trabajos de creación, los espacios de desarrollo personal a través de las artes escénicas y de la terapia individual a través del arte y del movimiento como una forma vital, lúdica y fresca de conocerse, quererse, perdonarse y aceptarse.
-Crees que es un momento diferente en el que las personas nos encontremos más receptivas a las terapias?
-Pues creo que estamos en un momento donde el ser humano tiene mucha necesidad de conocerse y de saber quién es, porque de alguna manera cada vez estamos más desconectados de lo que somos, sentimos y deseamos. Sería como un proceso de alejamiento de nuestra esencia por cuestiones sociales, familiares, políticas y globales para que, naturalmente vuelva la necesidad vital de acercamiento y conocimiento hacia uno mismo; de saber quienes somos, qué queremos, qué sentimos. Creo que ya antes de pandemia había una clara necesidad de búsqueda pero pareciera que solo era para una minoría, pero a raíz de la pandemia creo que la gente a podido comprobar en su propia experiencia que la necesidad de cuidarse y hacer actividades que fomenten el bienestar tienen que estar ligadas en el día a día.
Durante el lock down hemos vivido, desde diferentes experiencias, el estrés, la angustia, la incertidumbre, el miedo, la ira, la claustrofobia… son emociones y sentimientos muy intensos los que hemos vivido y evidentemente nos “colocan” en un lugar de vulnerabilidad frente a quien creíamos que éramos y quienes somos. Evidentemente esto no es una receta que se ajusta a todas las personas, y habrá a quien la pandemia le haya dejado más o menos ileso, por sus propias circunstancias, pero algo es claro, la comprensión social hacia un estado de bienestar ya no se ha de justificar, es aceptada socialmente sin prejuicio.
-Por qué crees que mucha gente se asusta del concepto “terapia”?
-Pues habría varios factores pero me centraré en dos que desde mi experiencia produce esta sensación de susto mezclada con resistencia al cambio. La terapia es un proceso muy profundo que movilizan nuestros lados más oscuros de la personalidad, desestabilizan patrones familiares y dinámicas sociales que durante años han estado circulando en una misma dirección sin espacio al cambio; este miedo a lo desconocido sino se expresan, verbalizan, danzan, mueven, gritan permanecerán en un lugar del alma escondidos, sin espacio, sin oxigeno, asustados y paralizados y si no se sale de ese lugar, el miedo cada vez va siendo mayor creyéndote que solo te ocurre a ti; una vez te permites hablar y expresar esos miedos, te das cuenta que el miedo es mas liviano cuando es compartido, se le quita peso y te sientes más liberada.
Por otro lado, la terapia a menudo se trata desde un lugar excesivamente denso y lúgubre, del cual, en esta sociedad de “purpurina”, donde estar triste o enfadado no tiene lugar, es muy difícil tolerar las llamadas emociones “negativas”, por tanto existe una prisas de “furor curandis” (tanto de terapeuta como de paciente) que dificulta hacer una inmersión en el dolor y saber vivir, el tiempo que se necesite, con él. Es por ello que uno de los aprendizajes en mis años de experiencia ha sido introducir en la terapia tanto individual como grupal, la parte lúdica, fresca, divertida, creativa para poder hacer procesos profundos desde lugares vitales.
-Qué crees que necesita el ser humano ahora mismo para sentir bienestar?
Pues creo que de alguna manera ya se está dando, la gente busca cada vez más lo que le hace sentir bien, cada vez huye más del estrés, de situaciones que generan conflictos (aunque el conflicto en sí, es sano), que no enriquecen, la sociedad va hacia modelos de vida más sencillos, más en contacto con la naturaleza pero sobre todo creo que el secreto ahora mismo es encontrar el lugar donde siente que tiene que estar y que la decisión nazca del deseo de uno mismo, sin condicionantes ni complacencias, es ahí donde se dará el bienestar.
Hace un año hice junto a mi marido y mis dos hijo de 1 y 3 años, un cambio de vida total hacia la naturaleza, he vivido momentos muy intensos en todos los niveles maternidad, individualidad, pareja, social... pero cada día, en diferentes situaciones, me siguen invadiendo pensamientos y sensaciones que afirman mi decisión de cambio. La decisión fue consensuada, pero cada vez estoy más segura que el cambio se dio en el momento que tenía que darse, ni precipitada ni dilatadamente. Muchas veces el cambio no solo depende de ti, por eso hay que estar en sintonía y receptivo a todos los factores que te rodean, porque te van dando señales que te facilitan los pasos de tu vida.
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