“Quizás nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos”.

-Eduardo Galeano.

Verónica a través del espejo

PEDAGOGÍA VISUAL Y TERAPÉUTICA DE LA IMAGEN 2021/2022

 

SINOPSIS.

Este viaje fotográfico narra en imágenes una parte sombría de mi biografía.

Me fui de casa bastante joven, de forma traumática, y sin estar preparada para enfrentarme sola al mundo, un mundo que se abría ante mi demasiado grande y desconocido. Había vivido 19 años en una burbuja de protección, en una realidad paralela. Mis padres, como Testigos de Jehová, me enseñaron un idioma que sólo entendíamos unos pocos y me dieron una visión de lo malo y peligroso que era el mundo antes de que yo pudiese tener mi propio criterio. Definieron lo que estaba bien o mal y restringieron mi forma de pasar mi tiempo y mis entornos sociales, mi forma de vestir, de vivir, de ser.

Una noche de 1997 me escapé por la ventana de mi habitación, sin hacer ruido y con la intención de no volver. Pasaron años hasta que las cosas se normalizaron un poco y durante esos años apenas tuve contacto con mi familia directa, porque eso formaba parte de las normas. Esas normas tan normalizadas por mi entorno más próximo que cada día se alejaban más de mi forma de pensar y de lo que yo entendía por vivir. Hasta ese día que exploté y dije hasta aquí.

La consecuencias de esa decisión me marcaron provocando en mí una herida emocional que se hizo más grande en el año 2001 cuando falleció mi abuelo materno. Su muerte provocó una brecha por la herencia que dividió a la familia, retirándose la palabra entre padres, hijos, hermanos, tíos y primos. Perdí las referencias de mi identidad, mi sangre, mis veranos y mi historia.

En el año 2016 heredé en vida la casa de la que huí y por diversas circunstancias acabé allí viviendo sola el confinamiento de 2020, encontrándome de nuevo con mis fantasmas del pasado. Más de 400 m2 cargados de emociones y recuerdos. Después de unos años, tomé la decisión de venderla, comenzando así un proceso de despedida y duelo de todo lo allí vivido.

Este proyecto nace de la experimentación y de la observación de mi historia familiar desde una nueva mirada que la fotografía me facilita. Ha abierto en mí lugares de reconocimiento desde el autorretrato, el juego y la creatividad. Me ha ayudado a aprender a convivir con mis heridas, a reacomodar los recuerdos, utilizar la imagen como canal para expresarme y como herramienta que me permite ser más consciente de cómo he vivido y vivo mi realidad.

¿Pero quién es Verónica y por qué este proyecto se llama así?

Verónica es una pequeña flor silvestre de un color azul intenso que habrás visto miles de veces aquí en Galicia, sobre todo en zonas húmedas y cerca del río. “Verónica vagabunda” es el nombre de esta variedad de flor que un día apareció para mi asombro en una de mis miles de fotografías del río y la pesca justo cuando amigo me propuso éste de entre varios nombres de flores. Fue una señal y lo tomé prestado.

“Verónica” tiene varios significados, uno de ellos, es “imagen verdadera”, el cual me pareció perfecto para fusionar naturaleza con imagen, atravesar el espejo y mostrar mediante fotografías el reflejo de mis experiencias vitales. Con este nombre de flor bauticé mi web en la que hablo del uso de la fotografía como herramienta de autoconocimiento y observación de mi propia mirada. Al pensar en atravesar el espejo, mi mente se fue directa al libro de Lewis Carrol “Alicia a través del espejo”, y decidí usar el título como forma de conectar web y proyecto.

Han surgido varios propósitos a lo largo de este viaje: que mi mirada y percepción de esta historia pueda resonar en otras historias de vida, experimentar con imágenes del álbum familiar, regalarme un poco de creatividad a mí misma al acercarme a ciertas experiencias del pasado que me dolieron y también dar espacio a lo que ha estado guardado en mí durante años, y desde otros lugares como el juego.

El proyecto ha pasado por 5 fases que explican el desarrollo: asomar, transitar, resignificar, entrar y reencontrar. Así es como he nombrado los momentos que he vivido y las emociones que me han atravesado en este camino. Incorporo la palabra que me evoca la imagen para darle fuerza e impacto visual, para que la acaricie y le dé un sentido subjetivo.

Ha sido positivo para mí haber experimentado con imágenes de momentos que me han marcado y ello me inspira a la creación de espacios en los que la fotografía pueda tener un uso terapéutico en experiencias para el encuentro, la conexión y la expresión. Puede servir como espejo y como poderosa herramienta de exploración para conectar con lo que nos ha pasado y reconocernos en ese lugar para transformarlo, cambiar la perspectiva, refrescar la mirada, reformular, reiniciar… y seguir construyendo la identidad propia.

Me hace sentir bien haber desarrollado la capacidad de sostener recuerdos que me han hecho sufrir por mi forma de percibir el mundo desde mi niña herida. Valoro profundamente la experiencia de emplear la imagen como canal que me facilita entrar en zonas frágiles de forma más sostenible, permitiéndome conectar con la incomodidad y con la vulnerabilidad.

Colocar los bloqueos en otro lugar y relativizar lo que ha pasado me ayuda a aportar tranquilidad a lo aprendido para obtener una mejor calidad de vida.

Observar el álbum familiar desde la perspectiva del juego y la proyección me permite mostrar parte de mi identidad, mi mundo interior y mi realidad y aceptar esa realidad me ayuda a estar más en paz conmigo.

Transformar mi forma de observar esos lugares que me generaban miedo, inseguridad y culpabilidad me ayuda a aceptarlos y soltarlos para seguir adelante con mi vida. Volver a aquellas experiencias que enterré en mi mente, me ayuda a quitarles peso y a darles un lugar más creativo y diferente en mi vida.

Me libera.

He podido comprobar en primera persona el poder que tiene la fotografía para generarme bienestar.

Somos más de lo que aparentamos. Somos la esencia que pocos saben ver.

Capítulo 1. Asomar.

Enfrentarme a este proyecto es enfrentarme a mi historia personal, a mi herida.

Atravesar ese miedo a que el otro me juzgue, a que se aleje, a que no me vea.

Observar ese reflejo que me hace darme de frente contra quien soy y me muestra lo que me duele ver.

Tratar de definirme, identificarme y trascender a través de la fotografía.

Recordarme quién fui para saber quién soy.

Abrir el baúl sin miedo.

Asomarme a los recuerdos.

Remover.

Ordenar lo revuelto.

Capítulo 2. Transitar.

La casa del amor, de la sobreprotección.

La casa del juicio, de los miedos.

La casa de la obligación, de la rebeldía, de la culpa, del trauma.

Esa casa que está llena de emociones y sentimientos encontrados, que pesa en el alma tantos kilos como pesa en ladrillo.

La casa que vio a un niño nacer y a dos abuelas morir.

La casa en cuyos rincones se escondió la niña que fui.

La casa que se me clavó en el pecho.

La casa que me vio huir.

La casa que me vio volver.

La casa que me aprieta y quiero soltar.

Capítulo 3. Resignificar.

Jugar para quitarle peso emocional a los objetos de una casa que se desvanece es hacer un poco de magia.

Es darles otro sentido, otro significado. Es agradecer, es despedir.

Es manipularlos y darles espacio, aceptando que aun me llevan a lugares que me duelen.

Es transitar ese dolor y desprenderme de él junto con ellos.

Cambiarlos de perspectiva y de lugar.

Transformarlos.

Enviarlos a otra dimensión.

  • Capítulo 4. Entrar.

    Se reflejan las diapositivas sobre paredes, cortinas y otras superficies de la casa. Llevan años guardadas en un armario y llevo años sin verlas. Inundan todo el espacio de recuerdos de infancia que ahora acuden intactos a mi memoria. Las observo emocionada.

    No parece que hayan pasado dos décadas. Todo viene a mí más nítido y reciente.

    Me doy cuenta de que el paso del tiempo no puede borrar lo que ya forma parte de mí.

    Decido “entrar” en las fotos con mi silueta, con mi sombra, y participar con mi autoretrato como un juego, como un viaje de ida y vuelta al pasado.

    La imagen cobra poder, hace su magia y baña las paredes de caras y lugares familiares.

  • Capítulo 5. Reencontrar.

    Estoy viajando en el tiempo. Sueño despierta que vuelvo a veros. Puedo sentir la caricia de la abuela, oler los tomates en el huerto, oír la risa de mis primas. Estoy viendo la mesa puesta para comer todos juntos un día de verano, como cuando éramos una familia.

    Recuerdo con tristeza lo que fue, y ya no existe. Es pasado.

    Las fotos parecen cuadros pintados que me teletransportan a otro lugar. Personas que ya no están aparecen en una casa que ha formado parte de la historia de mi vida y de la historia de sus vidas. Me reconozco en esos lugares que eran casa, refugio, verano.

    Horizonte manchego, luz cálida, noches calurosas, cariño de abuelos, mes de agosto, sacos de dormir, lluvia de estrellas…

    Esas caras conocidas eran mi origen, mis raíces, mi memoria, mi sangre… después de tanto tiempo vuelvo a reencontrarme en mi album familiar. Y fuera de estas paredes está la realidad, y con ella volverán la ausencia, la soledad, el silencio, las cenizas,… el vacío.

 
 
 
 
 
 
 
 

 
La fotografía me ayuda a recuperar mi propia mirada y a darle valor.  
Me salva. 
Me permite estar presente y darme un lugar en el mundo.

MEMORIA VISUAL
 
 

Vídeo presentación del proyecto para el Posgrado de Pedagogía Visual y Terapéutica de la imagen para el Festival Enfocats en Barcelona, mayo 2023.

 

VISTA VIRTUAL

FOTOLIBRO

 
 

Fotolibro para el proyecto de Posgrado de Pedagogía Visual y Terapéutica de la imagen. Septiembre 2022.

Preguntas en el aire

¿Crees que un proyecto personal puede servir de espejo a otras personas?

¿Hay algo en este proyecto que haga de espejo en relación a tu vida?

¿Te lleva a algún lugar? ¿A dónde te lleva de ti?

¿Qué podemos hacer con esto? ¿Para qué puede servir?

¿Qué caminos y posibilidades abre este tipo de ejercicio fotográfico?

¿De qué te gustaría hablar para atravesar tu propio espejo? ¿Qué fotografías harías?

¿Se te ocurren otras preguntas que se abran aquí?

Gracias!