Casa

Cuando pienso en nuestro maravilloso grupo de posgrado pienso él como “casa.” y refugio. Como cuando de pequeña jugaba a pillar y decía ¡casa! para protegerme. Pues eso es, mi protección, un oasis emocional en un mundo de inmediatez y escasa responsabilidad emocional y afectiva. Es un espacio sanador, necesario, en el cual expresarme sin miedo y sin juicios, donde sentirme a salvo, cuidada, respetada y segura que se ha dado de forma mágicamente aleatoria o aleatoriamente mágica, reuniendo a seres de universos diferentes que aportan su brillo y su entusiasmo por lo que hacen de forma natural.

El hecho de que sea un jugar sin juicios proporciona calma, podemos expresarnos de forma sana, retroalimentándonos, sabiendo que que entre todas nos vamos a sostener cuando sea necesario y sabiendo que todas vamos a sentirnos escuchadas.

Contamos también con la compañía y el ánimo que nos da saber que el grupo continuará con nosotras en el tiempo, aunque la presencia física no siempre sea posible. Podemos hablar y vernos de forma virtual para compartir dinámicas y proyectos en común sobre temas que nos acercan y nos unen a pesar de la distancia.

El grupo como ente independiente de nosotras, tiene vida propia y en él se ha creado un ambiente cálido, familiar y afectuoso que nos motiva a hablar con frecuencia, como podríamos hacer con otros amigos o familiares, creando proyectos comunes y proyectos personales relacionados y conectados entre ellos, a veces por pura resonancia y otras veces para hablar de temas del día a día y recordarnos que nos apreciamos y valoramos y que estamos ahí.

Veo muy importante y muy necesario tener un espacio así, un espacio propio, una parcela privada SANA que sirva de RED DE APOYO en la que podamos REFUGIARNOS, hablarnos SIN JUICIOS, escucharnos y facilitarnos entre nosotras para seguir APRENDIENDO y para seguir CRECIENDO como personas.

“Qué importante las personas con las que se puede hablar de todo. Las que te transmiten paz. Las que buscan soluciones. Las que son chimenea cuando hace frío por dentro”. (Rubio José).

Anterior
Anterior

Si falta, ponlo tú

Siguiente
Siguiente

Parar el tiempo